Cuando con 18 años decides dejar tu formación sin más expectativas que “hacer lo que salga”, no lo tendrás nada fácil. Los problemas para encontrar un trabajo estable y cualificado se multiplicarán. Y no sólo eso: aumentarán las probabilidades de sufrir exclusión social.
De pequeños decíamos eso de “cuando sea mayor quiero ser…”. Algunos se desaniman demasiado pronto, ya sea por una situación personal complicada, por el entorno, o bien porque las dudas y la falta de información hacen que pierdan la ilusión por cumplir ese sueño.
“Reengancharse” a los estudios ahora es más fácil y más adaptado a cada alumno que nunca. Las metodologías y el ritmo de estudio se pueden personalizar al máximo, y así se convierten las aburridas clases teóricas en actividades más prácticas. Se convierte el fracaso escolar en cualificación.
Los jóvenes de hoy en día se acercan a la formación ligada a los computadores, a las nuevas tecnologías, que les preparan tanto para la vida real como para tener un oficio, son una excelente alternativa. El nivel de interactividad y de inmersión que permiten los métodos a distancia y online les ayuda tanto a dominar los conocimientos como las habilidades y competencias que las empresas exigen.
El “no me gusta estudiar” deja de ser una excusa cuando la formación se abre tanto a las necesidades del alumno, cuando nos permite participar, probar, etc. Se convierte en flexible y directamente orientada a conseguir un empleo y prosperar en el mundo laboral. Sea cual sea la formación escogida, la vuelta a los estudios es una garantía para el futuro laboral.
Vía Quecursar.com
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